Somos como esos viejos árboles batidos por el viento que azotan desde el mar. Hemos perdido compañeros, paisajes y esperanzas en nuestro caminar. Vamos hundiendo en las palabras las huellas de los labios para poder besar Tiempos, futuros y anhelados, de manos contra manos izando la igualdad.
Somos como la humilde adoba que cubre contra el tiempo la sombra del hogar. Hemos perdido nuestra historia, canciones y caminos en duro batallar. Vamos a echar nuevas raíces por campos y veredas para poder andar Tiempos que traigan en su entraña esa gran utopía que es la fraternidad.
Somos igual que nuestra tierra suaves como la arcilla duros del roquedal. Hemos atravesado el tiempo dejando en los secanos nuestra lucha total. Vamos a hacer con el futuro un canto a la esperanza y poder encontrar Tiempos cubiertos con las manos los rostros y los labios que sueñan libertad.
Somos como esos viejos árboles.
José Antonio Labordeta (Qué queda de ti, qué queda de mí) |